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Juan Olaco Mendoza: "Una de las propuestas del Sindicato es utilizar muchos hoteles vacíos para resolver situaciones de urgencia a corto y medio plazo"

Joan Olaco Mendoza

Juan Olaco Mendoza nació en La Habana, Cuba. Desde que dejó su país, ha vivido en Italia y Cataluña, donde actualmente es el portavoz del Sindicat de Persones sense Llar de Barcelona. Cuando llegó a la ciudad procedente de Torino fue acogido por la Iglesia de Santa Ana, donde el primer día encontró un café, té y leche caliente. A Juan le gusta escuchar y pasar tiempo con la gente. Coincidían y compartían ratos en las colas de las duchas y comedores del Gimnàs Social de Santa Pau, símbolo del barrio del Raval dado que desde hace años ofrece comida, servicios de ducha y ayuda para la salud comunitaria. Seguía con la mirada de sus compañeros y, como dice él, observaba cómo “el ser se degrada, los cuerpos se vuelven locos, se enferma la mente. Porque el calle se dura, mata, mata el espíritu del alma, lo mata todo”. Y así fue cómo, viéndose en un pozo sin fondo, personas de todos los países se unieron para ver qué podían hacer con esta gran lacra de los pobres, la pobreza, las personas en la calle, habiendo tantas casas sin gente y gente sin casa. El Sindicato nació en torno a esta comunidad, cuyas reuniones tienen lugar una vez por semana en el Gimnasio: los viernes a las 15:30h.

La principal demanda del Sindicato es abrir una mesa de diálogo con el Gobierno, la Generalitat y el Ajuntamient. Por un lado, pretenden mostrar las necesidades y la realidad que viven en la ciudad, y, por otro, conseguir que el Ajuntamient asuma el 50% del presupuesto que supone sacar a las personas de la calle, y al Gobierno y la Generalitat el otro 50%. El objetivo es diseñar un plan de trabajo para ver qué se puede hacer con todo lo que se necesita y ver cómo se erradica el sinhogarismo, esta “gran pena del mundo en pleno siglo XXI”.

Juan explica que el Sindicato le ha cambiado la vida al haberse convertido, sin apenas darse cuenta, en "el portavoz de los más pobres de Barcelona"

Una de las propuestas del Sindicato es utilizar muchos hoteles vacíos para resolver situaciones de urgencia a corto y medio plazo. Y al mismo tiempo, disponer de la gran cantidad de pisos vacíos que hay en la ciudad, remodelarlos, acondicionar albergues y casas de viviendas colectivas, con trabajadores sociales y funcionarios atendiendo al personal. Además de constituir una solución para muchas personas que están en la calle, podría ser una nueva fuente de trabajo. Ahora bien, existe una gran variedad de situaciones y no todas requieren de las mismas acciones. Hay personas que necesitan estar en sitios colectivos y albergues, o casas que puedan pagar a bajo precio mientras encuentran un trabajo, y hay también otras que necesitan ser hospitalizadas.

Antes, Juan ya había participado en la formación de varios colectivos. En Cuba recuerda ya haberse involucrado en un colectivo de escuela. Y en Barcelona, ​​también forma parte, del corazón de la Iglesia Santa Ana, como cantante y percusionista, y de las Hermanos del Cordero, una congregación evangelista nacida en Francia en 1983, con la que se reúne los sábados para limpiar la iglesia y compartir un rato. Ahora bien, Juan explica que el Sindicato le ha cambiado la vida al haberse convertido, sin apenas darse cuenta, en el portavoz de los más pobres de Barcelona. Por eso siente una gran responsabilidad; porque confían en su persona y porque le pidieron que fuera él quien hablara en su nombre. Y así es como se ha vuelto, a la vez, más vulnerable; porque no hace la lucha ni la marca de su persona.

A pesar de que Juan ya no duerme en la calle, por su experiencia y complicidad con los compañeros, sigue siendo el Portavoz del Sindicato. Ahora vive okupando en El Masnou donde, aunque no tiene luz ni agua, al menos, dice él, tiene un techo donde alojarse y es que, a cambio de cuidar la vivienda, pactó con el propietario la posibilidad de quedarse se. Todos los días, se levanta a las 6h para venir a Barcelona y recoger el desayuno que a las 8:30h ofrece la Iglesia Santa Anna. Hacia las 10h, acude al Gimnasio de Sant Pau para ducharse y después sale a pasear hasta las 12h, cuando vuelve a Santa Anna a comer ya recoger la cena para llevar. Por la tarde, suele dedicarse a buscar trabajo en obras y negocios, ofreciéndose para limpiar, barrer, pintar o cualquier otra labor. Y a menudo, entre horas, se acerca al parque de la Ciutadella para relajarse y pasar tiempo con amigos y compañeros. Juan explica que siempre se encuentra acompañado y que no tiene tiempo suficiente para estar con todas las personas que le llaman, le quieren y le desean verlo. Pero extraña a su familia, a su madre, hermano y prima; especialmente su hija Jennifer, de 13 años, a la que desearía poder ayudar y volver a ver.

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