Posicionamiento sobre el derecho a decidir

Intervención de Jordi Borja, Presidente del Observatorio, en el acto organizado por la Fundación Nous Horitzons, 24 de abril 2014

1. El Observatorio DESC nació con vocación internacionalista pero somos conscientes de que para serlo hace falta primero estar arraigado en un país, formar parte de un pueblo, en nuestro caso se Cataluña. Nunca dudamos, por lo tanto, sobre el derecho a decidir, el derecho a ser independientes o a pactar entre iguales la forma en que queremos relacionarnos con los otros pueblos del Estado español.

2. Somos un pueblo que forma parte de un Estado que se niega a reconocer que lo somos. Lo somos por historia, por cultura y porque nuestra sociedad considera que es un pueblo. A principios de 1976 un sociólogo italiano del PCI dijo : “nunca había entendido del todo qué era para Gramsci la sociedad civil, ahora lo he entendido, se siente, se respira, es la gente en la calle, es un pueblo que se expresa”. Lo somos no solamente porque lo han proclamado las instituciones, el Parlamento y la gran mayoría de las formas organizadas de nuestra sociedad. Lo somos sobre todo porque el pueblo en su conjunto lo ha manifestado en la calle, en los momentos decisivos de nuestra historia reciente. En febrero de 1976 convocados por la Asamblea de Cataluña y las organizaciones sociales cuando todavía imperaba la dictadura. Y el 11 de septiembre del mismo año en Sant Boi, cuando todavía éramos “ilegales”, y nuevamente el 11 de septiembre de 1977 cuando la manifestación, de casi un millón de personas, ocupó todo el centro de Barcelona. En aquel momento se conquistó la restauración de la Generalitat. Más adelante, unos años después, se llenó el Campo del Barça con el clamor de “somos una nación” y el Parlamento lo hizo suyo.

Ahora, hoy más que nunca se ha expresado la voluntad mayoritaria de un pueblo que quiere construir su futuro en libertad y con justicia. En las manifestaciones, las más grandes de nuestra historia, del 11 de septiembre del 2012 y de 2013, convocadas por organizaciones transversales y no partidarias como la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium cultural con el apoyo activo de una gran diversidad de organizaciones sociales, culturales y políticas, de plataformas y cordinadores y de colectivos informales, el pueblo catalán se ha constituido en fuerza política. Ha nacido un gran movimiento popular catalán que no es de nadie porque es de todos. Un movimiento que se quiera o no ha conquistado el derecho a decidir.

3. Este derecho elemental, esta voluntad de expresar nuestras aspiraciones, esta simple demanda a ser consultados, hoy se enfrenta a un Estado, un régimen político y un gobierno español que se niega a consultarnos sobre nuestro futuro, se nos dice explícitamente que no somos ni se nos quiere dejar ser un pueblo con historia, una nación que se quiere autodeterminar, una sociedad integradora y movilizada que no acepta más que no se nos reconozca y que se nos trate como a un pueblo sometido.

Estamos viviendo una agresión continuada por parte del gobierno español, un desprecio por parte de los partidos políticos mayoritarios españolistas, una atentado permanente a los derechos democráticos elementales del conjunto de los ciudadanos de Cataluña. El Estado español hoy y para nosotros no es un Estado de Derecho, es un Estado que va contra nuestros derechos. Un vez más lo han confirmado hace pocos días el Tribunal Constitucional y el Congreso de diputados. Hoy la desobediencia civil no solamente es legítima sino que se convierte en un deber hacia nuestro pueblo.

4. Exigimos la consulta, no hay nada que pueda sustituir la consulta directa a todos los ciudadanos. Se tendría que hacer ya y si no es posible, si hay que hacer previamente otros pasos, en la calle o en las instituciones, finalmente habrá que hacer igualmente la consulta. La consulta obviamente no es una declaración de independencia. Estamos convencidos de que hay muchos ciudadanos que la quieren, pero otros desearían el ensamblaje de Cataluña en un Estado plurinacional resultado de un pacto entre iguales, entre los pueblos de la península tal y como quisieron Pi i Margall i Almirall y hace 75 años Macià y Companys. Pero hoy nos enfrentamos a un Estado en el que las fuerzas políticas mayoritarias no nos consideran como pueblo, no aceptan dialogar para pactar una nuevo encaje, no quieren admitir ni siquiera que se pueda manifestar de forma pacífica y no vinculante la opinión de los ciudadanos sobre su futuro.

Si no aceptan ni pactos, ni consultas, ni diálogos tenemos que manifestar nuestra fuerza colectiva. Si no nos quieren reconocer como pueblo tenemos que afirmar nuestra existencia de forma que no haya ninguna duda sobre lo que somos y lo que queremos ser. En estas condiciones no tenemos otra salida que declarar nuestra voluntad de independencia y abrir un diálogo a partir de esta premisa. Y a partir de aquí podremos dialogar entre iguales.

5. Somos conscientes de que este diálogo es casi imposible con el gobierno español actual. Tampoco parece muy viable plantearlo en el marco del sistema político y legal actual. Tenemos que tener en cuenta la perversión que significa la recentralitzación política que se ha producido a lo largo de más de 30 años, y la interpretación jurídica contraria a la evolución federalista que hubiera podido tener el bloque constitucional.

El movimiento popular catalán, el que hoy expresa la voluntad mayoritaria de nuestro pueblo, tiene que hacer del derecho a decidir una arma para contribuir a acabar con un régimen político, monárquico y oligárquico, corrupto y cada día más contrario a los derechos de las personas y de los pueblos, un régimen político al servicio de los privilegios de una minoría y de los intereses de un capitalismo especulativo, que ha hecho de la injusticia y la desigualdad la razón de ser de las políticas públicas. Un régimen profundamente antidemocrático. La lucha de Cataluña por sus derechos debe ser también una contribución a la conquista de los derechos de los ciudadanos y de los pueblos de España.

6. Queremos una Cataluña republicana y deseamos un futuro de convivencia libre y pactada con todos los pueblos de España. Queremos un marco político que garantice los derechos de todos los ciudadanos y que desarrolle políticas públicas que reduzcan a corto plazo las desigualdades sociales, que dé participación política real y efectiva a las organizaciones y colectivos discriminados y que acabe con los privilegios y la corrupción. No olvidemos que los cambios políticos y sociales los promueven principalmente las clases trabajadoras, los sectores populares. Y cuando se logran se benefician la inmensa mayoría de la sociedad. Nuestra fuerza, hoy y mañana, es el movimiento popular catalán que ha salido a la calle.

7. Hay que legitimar esta fuerza, la de una sociedad civil que ha acontecido política. Por eso hace falta la consulta, el voto de todos los ciudadanos de Cataluña. Habrá elecciones de aquí unas semanas, quizás la consulta no se podrá hacer en buenas condiciones de aquí a unos meses, es posible pero no deseable que se hagan elecciones municipales, autonómicas o estatales antes de que la consulta.

Pero la consulta clara y directa a los ciudadanos es indispensable. La representación política mediante los partidos no corresponde a la socialización política de los ciudadanos de Cataluña. Una Cataluña libre y democrática exige que se exprese de forma concreta la voluntad de todos los ciudadanos. Será la consulta la expresión de nuestra fuerza ante todo el mundo, será nuestra legitimidad indiscutible.

 

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