Tenéis en vuestras manos nuestro tercer Anuario de Derechos Sociales. En esta época del consumo inmediato, del instante, de lo efímero, dar continuidad a un «producto» se vuelve rara avis. Sin embargo, entendemos que vale la pena, porque esta publicación expresa precisamente la vigencia de un compromiso en la defensa de las necesidades colectivas amenazadas. Es un compromiso que nos lleva a mantener el embate contra los intereses y las políticas cómplices o, en todo caso, insuficientes, de carácter extractiva y desposeedora de los bienes comunes, ya sean naturales o sociales, si esta distinción sigue teniendo algún sentido.

Nuestro objetivo es recoger contenidos que, aunque puedan variar cada año, nos permitan trazar un camino de luchas, reivindicaciones, avances y bloqueos en el ámbito de los derechos económicos, sociales, culturales y...ambientales. Efectivamente, en 2023, aprovechando la celebración del 25 aniversario de la creación del Observatorio, hemos actualizado nuestros estatutos y, al mismo tiempo, hemos incorporado formalmente la atención específica a los derechos ambientales, añadiendo la letra «a» al final de nuestro nombre, convirtiéndonos así en el Observatorio DESCA. Ahora nos definimos como un Observatorio de derechos sociales y justicia ecológica, en un momento en el que el reto de la adaptación colectiva al nuevo régimen climático impacta en el conjunto de derechos, en toda su globalidad. El cuidado de la vida, en minúsculas y mayúsculas, como tarea principal e ineludible.

Este año hemos decidido mantener la atención sobre la vivienda y los derechos ambientales, con la idea de poder ofrecer seguimiento y contraste. Como novedad, el anuario cuenta con colaboraciones externas que nos ofrecen reflexiones sobre dos cuestiones que consideramos fundamentales en la defensa de los derechos, especialmente con respecto a las personas más vulnerabilizadas. Nos referimos al derecho al padrón, para el que contamos con el análisis de Laia Costa, abogada y activista jurídica y social, y al derecho al cuidado, a partir de las reflexiones de Sílvia Bofill, profesora de antropología de la Universidad de Barcelona. Agradecemos especialmente a las dos su colaboración.

En relación con el derecho a una vivienda digna y segura, constatamos que, lamentablemente, éste sigue siendo una de las principales áreas de trabajo del Observatorio. No podemos decir que no haya habido avances importantes, pero aún son insuficientes para romper la fuerza de un bloque de intereses económicos solidificado después de décadas de construcción consciente de un modelo mercantilizado y especulativo. El año 2023 ha sido el año, después de 45 años de su constitucionalización, de la primera ley estatal sobre el derecho a la vivienda. Nos referimos a ello, junto con un análisis de otros aspectos relevantes en la materia, con especial atención a la situación en Cataluña. En términos de derechos ambientales y justicia ecológica, podríamos decir que el año 2023 finalmente ha impactado en esa parte de la población que aún no quería despertar del sueño (o de la pesadilla, en realidad) del crecimiento sostenido (a veces disfrazado de desarrollo sostenible). Los datos, fruto de una acumulación histórica pero especialmente evidente, y las sensaciones, a lo largo de 2023, nos hablan de una situación nunca antes vivida y que exige acciones profundas, radicales e inmediatas que transformen un modelo económico suicida. Repasamos estos datos, pero también el conjunto de medidas y políticas orientadas a la mitigación y adaptación, así como las formas de movilización social que sin duda deben ser cruciales para enfrentar colectivamente la injusticia climática, repartiendo equitativamente el peso, los efectos, señalando a los responsables y exigiendo y practicando respuestas.

Esperamos que disfrutéis de la lectura y, sobre todo, que sirva para seguir tejiendo un conocimiento crítico compartido. Nos gustaría poder transmitir no solo la preocupación o inquietud, sino también la confianza en la capacidad colectiva  de desaprender ciertas inercias o ciegas convicciones y, al mismo tiempo, aprender de viejas y nuevas formas de enfrentar juntas los desafíos socioecológicos que nos constituyen, que nos hacen ser. Gracias por formar parte de este reto.